miércoles, mayo 24, 2006

Nighthawks_por Teresa

Todas las noches Sam apoyado en la barra del bar, espera a que le llegue el sueño. En el “Phillies” es donde termina la jornada. Durante el día es la cafetería más concurrida de toda la ciudad. Allí se mezclan ejecutivos, prestamistas y señoras que se pegan a los cristales para ser vistas. Y sin embargo de noche, en el “Phillies” solo quedan restos de los aromas de afeites y algún vaso manchado de carmín. A Sam le gusta ensimismarse con el vaso frío entre las manos. A esas horas el camarero, un chico rubio con acento extranjero, acepta su compañía y de vez en cuando le mira. Como no hay clientela con la que practicar inglés, aprovecha para ir limpiando. “Seguro que en casa le espera un plato caliente”, piensa Sam. Todavía no se acostumbra a la estrechez de la americana, a la rigidez de los zapatos. Prefiere el uniforme de hombre de campo. Poder mirar al cielo sin que se le caiga el sombrero. Y sobre todo la comida humeante y sabrosa. Pero allí sentado y con el traje oscuro ceñido, siente que el éxito llegará. Lo ve reflejado en el vaso, lo siente en la espalda que da a la calle vacía.
Cuando la pareja entró en el bar, se apostaron en la otra esquina, frente al camarero. Sam sólo tuvo ojos para la mujer. En su pueblo pensó:” no se veían mujeres así: guapas, altivas, indiferentes”. Mientras el hombre hacía preguntas al camarero, ella reparó en Sam y éste se replegó en el taburete. Le llegó el frío de la mirada, sintió su desdén, y no pudo evitar estremecerse. Le ocurre lo mismo cuando llama a un timbre tras otro y no consigue una venta. Él, que se trasladó a la ciudad para vivir mejor, trabajar menos y ganar más dinero, anda todo el día estremecido. Y hoy, hasta de noche.
Se queda observándola fijo, mientras el acompañante pregunta al camarero tanto como un policía. Aunque no parece incomodar al rubio que pronuncia la palabra “apuestas” con falsa inocencia. La mujer mira sus uñas rojas. Sam ojea al hombre y piensa “ tendría las de perder con un tipo así, delgado, nariz aguileña y ojos pequeños. Seguro que dispone de un puño rápido.”
Vuelve a ella y en el éxtasis advierte que una sombra le borra la panorámica Unos labios finos le hablan bajito mientras un mentón cuadrado apunta hacia su nariz. Cerca, muy cerca.
Atisba que la mujer está sola.
Le pesa el aliento del hombre al susurrarle tan cerca. Sam se agarra a la barra para distanciarse. El otro saca el arma. La mujer sigue en su sitio. El camarero friega. Sam se desploma.
Por la mañana las pisadas de la clientela no dejarán ni rastro.


Nighthawks_por Enric
Me enterado de que va preguntando a todo el mundo sobre las fotos de Juan Linaza y de Santiago Boro. ¿Le interesan? ¿Que coño quiere saber? No me venga con historias, " la tensión formal", " una propuesta inquietante". ¡Mierda de articulo, mierda de palabras¡ No sabe nada, no saben nada, no quieren saber nada.
Caro que les enseñe, yo era el único que sabia algo de Ansell Adams y del sistema de zonas, pero eso tampoco importa. Claro que dominan la luz, y la sombra y el encuadre y su puta madre. Les enseñe yo, no me ha oído.
Usted esta tan ciego como todos los demás. Tengo la boca muy seca, siempre muy seca, pida otro tequila.
Había que romper, ¡ Abajo la Galería y la Obra y el Autor, y la Academia y la Cátedra¡ ¡ lo que debería ser Arte es la vida¡ Lo gritábamos, lo escribíamos, bueno lo escribía yo, ellos nunca escribieron nada, para qué. Sólo se movían y fotografiaban y …que se yo.
La conozco bien la foto, dedicada a mí, exclusivamente para mí, ejercicio de final de Taller de Fotografía, los muy cabrones. Regalo de despedida y con dedicatoria. Nighthawks, Halcones de la Noche, rodeando a Sara, a mi Sara. La cámara fija, secuencia automática y los dos con sombrero

1 comentario:

  1. Boa tarde Teresa,
    Gostei muito de "Imaginando a Hooper"! Realmente a idéia de vocês é muito criativa e interessante! Cada tela tem um olhar especial e uma história, um relato! Gostei muito!
    Um abraço, Sonia.

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